Por Juan Bragassi H.
En las inmediaciones de la Estación del metro tren de Quilpué, casi a un costado de un clausurado puente, se encuentra una abandonada construcción, restos de lo que fue una casona en la cual habitó sus últimos años de vida nuestro héroe y veterano de la Guerra del Pacífico Carlos Condell de la Haza.
Si se busca en Internet, se podrá comprobar la existencia de una antigua foto en blanco y negro, que nos da la idea de cómo fue esta construcción antes de sufrir su destrucción, y la placa que existió donde se recordaba la presencia de esta personalidad.
En dicho lugar acudían delegacionesn civiles y militares a rendir honorers en el contexto del aniversario del combate naval de Iquique y Punta Gruesa.
Hace algunos años, a través de la gestión de Marcelo César Villalba, director del entoinces Museo Virtual de la Guerra del Pacícifico - quien vivió parte de su infancia en esta ciudad y estudió en el Colegio Municipal Carlos Condell -, se logró conformar junto a la colaboración de un numeroso y variado grupo de vecinos un centro cultural, con objeto de rescatar esta propiedad y conformar allí un museo histórico, iniciando para ello una campaña a través de redes sociales y medio0s periodíticos impresos y virtuales.
Hoy dicho museo virtual, tiene un espacio físico y lleva el nombre de: Fundación Guerra del Pacífico Domingo Toro Herrera. Su local está en las proximidades del centro de Santiago.
La idea prendió al poco tiempo, realizándose una serie de notas de prensa referido a resaltar el estado de abandono de esta propiedad, la necesidad de su rescate en atención ala personalidad que lo habitó, hasta se realizó una muestra en el Salón de Municipio Quilpueino, muestra que era conformada con una colección particular de valiosas reliquias militares de los hombres que entregaron sus vidas en ese trájico conflicto.
Dicha muestra puso en relieve la ausencia a nivel nacional de un museo que rescate para las nuevas generaciones estas reliquias, su necesidad imperiosa de tenerlo, el desconocimiento en los ciudadanos de esta país de un pasaje valioso y doloroso de nuestra historia y en lo positivo la recepción favorable en el público, frente a una exhibición que pese a todas las dificultades de tipo comunicacional y publicitario, fue de primer nivel, única de este tipo en Quilpué contando además con la presencia de una de las descendientes directos de esta personalidad, descendiente que pese a su estado delicado de salud, concurrió a la inauguración y que hoy vive en Villa Alemana, hablo de doña Edith Bórques Covarrubias.
Sin embargo, todo ha quedado en el olvido tras la indiferencia de las autoridades civiles y militares de la época. Este estado nos hace recordar la situación miserable en que muchos veteranos de guerra vivieron sus últimos años de vida. Recién entrada la década del 50 del Siglo XX, el Estado adoptó alguna tardía y simbólica medida reparatoria.
Muchas de las gestiones que hoy se realizan por rescatar y preservar efectivamente nuestro patrimonio material e inmaterial, responde a un esfuerzo particular, hecho a pulso, sacrificando.
Con Carlos Condell muchas gestiones fueron infructuosas, muchas conversaciones quedaron en nada y demasiados compromisos pasaron al olvido.
Sin embargo, este artículo vuelve colocar en relieve la idea de la recuperación de ésta propiedad y fundamentalmente del rescate de la figura de Condell, de su presencia en nuestra comuna.
Mientras las autoridades municipales no hagan nada en cuanto a este tema, seguirá existiendo una deuda histórica no sólo con el pasado, sino también con los que vendrán.
Deberían restaurarla y conservarla como patrimonio de la humanidad.
ResponderEliminarSe tiene una deuda histórica con este héroe olvidado del combate de punta gruesa.
ResponderEliminarPais sin patrimonio es una mierda.
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